5. Dominio propio: El valor del buen comportamiento
“En cambio, lo que el Espíritu produce es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio”.
Gálatas 5:22–23
El quinto y último valor que enfatizaremos como vital para alcanzar la prosperidad integral es el valor del dominio propio. Uno podría definirlo como la habilidad para llevar a cabo algo que se nos ha pedido hacer para modificar un comportamiento, para posponer una acción y para comportarnos de una manera socialmente aceptable sin ser guiados o dirigidos por alguna otra persona.
El dominio propio es un elemento esencial y una marca clara del carácter maduro de un individuo. Sin él, es imposible hacer un plan financiero y llevarlo a cabo. Sin dominio propio es imposible poder poner en práctica los secretos y las ideas que le daré en unas cuántas páginas más.
La derrota en esta área de nuestra vida es la razón más común por la que las organizaciones de ayuda financiera en los Estados Unidos mantienen a decenas de miles de consejeros ocupados durante todo el año. Se calcula que los norteamericanos hoy en día gastan de promedio un dólar y diez centavos por cada dólar que ganan.
La falta de dominio propio en el país del norte está provocando una cantidad asombrosa de quiebras, tanto personales como empresariales, la cantidad más grande en la historia del país.
Para entender la seriedad del problema que tenemos frente a nosotros con respecto al dominio propio sólo bastaría observar el crecimiento de la industria que ayuda a la gente a perder peso o de la expansión de nuevos problemas de salud que son el resultado de un comportamiento riesgoso, como la drogadicción, las enfermedades venéreas y el SIDA.
Hay una canción del famoso cantante Ricky Martin que se llama: “¿Qué día es hoy?” y dice:
“¿Qué día es hoy? No me aguanto...
...Sin control en mis actos, mal humor, me levanto.
No hace sol, ni es verano, mi jardín se ha secado,
ni una flor me ha quedado y mi amor se ha marchado...”10
No me sorprende que su amor se haya marchado. ¡Yo también lo haría! Es imposible vivir en paz y en comunión con una persona que no tiene control de sus actos, que reacciona de esa manera frente a la adversidad y que ha dejado secar su “jardín de relaciones interpersonales”. Antes de pedirle una segunda oportunidad a su pareja (como esta canción lo hace más adelante), yo le recomendaría que haga algunos cambios en su vida interior primero.
Dice un antiguo proverbio chino: “Aquel que conoce a otros es sabio, aquel que se conoce a sí mismo es un iluminado. Aquel que conquista a los demás tiene poder físico; aquel que se conquista a sí mismo es verdaderamente fuerte”.11
“A pesar de haber vencido a un millón de hombres en el campo de batalla”, dicen los escritos del budismo, “en verdad, el conquistador más honorable es aquel que se ha conquistado a sí mismo”.12
El dominio propio es otra piedra fundamental en la construcción del edificio de tu prosperidad integral. Es la manifestación de tu madurez espiritual y el fruto del Espíritu de Dios trabajando fuertemente en tu vida.
Aprender a valorar el dominio propio y lograr dominarte a ti misma en el área de las finanzas es la clave para lograr tu prosperidad integral. Porque tú harás lo que tu mente piensa y tu mente piensa lo que tú le dices que debe pensar.
Hay una serie de frases de nuestro consumismo popular que se han metido en nuestro vocabulario de todos los días y que nos arruinan las posibilidades de salir adelante económicamente. Permíteme escribir algunos ejemplos:
1. “Date un gusto. ¡Te lo mereces!”
2. “¿Qué le hace una mancha más al tigre?”
3. “Compre y ahorre”.
4. “Compre ahora, pague después”.
5. “Esta es una oferta especial que no se repetirá jamás en su vida”.
6. “La última cuenta la paga el diablo”.
7. “Usted necesita... (y aquí viene siempre el artículo que le quieren vender)”.
8. “Lo importante es disfrutar el hoy”.
9. “¿Por qué esperar?”
Si te crees las farsas de aquellos que se quieren enriquecer a cuesta de tu trabajo, terminarás en la mediocridad. Pero si vas a salir del nivel en el que te encuentras, solamente lo podrás hacer, como solía decir Einstein, llevando tu mente a un nuevo nivel de pensamiento.
“Siembra un pensamiento y cosecharás una acción”, dice un famoso dicho popular basado en las palabras del novelista inglés Charles Reade, “siembra una acción y cosecharás un hábito; siembra un hábito y cosecharás carácter; ¡siembra carácter y cosecharás un destino!”
La capacidad para concretar tu destino económico está en tus manos: debes tener el ardiente deseo y el absoluto compromiso personal para llevar a cabo tu plan.
A estas alturas, entonces, es tiempo de introducir un elemento clave en el control de tu destino económico: el poder de la voluntad.